Lunes 22 de Septiembre, 2025

Una profesora de secundaria realizó un ejercicio con sus estudiantes. La clase estaba dividida en cuatro filas, así que separó al grupo en dos mitades. A cada estudiante, le entregó un trozo de papel con tres palabras que, al ordenarlas, formarían otras tres palabras diferentes. La instrucción era resolver una palabra a la vez y levantar la mano cuando lo hubieran logrado.

El grupo de la derecha resolvía cada palabra con rapidez. En cambio, los del lado izquierdo, se miraban confundidos, sin poder resolver ninguna. La profesora pidió que pasaran a la segunda palabra, y luego a la tercera. El resultado fue el mismo: solo la mitad de la clase completaba el ejercicio. Finalmente, la profesora reveló la clave: los grupos tenían listas diferentes. Al grupo derecho le entregó palabras fáciles de resolver; al izquierdo, las dos primeras eran imposibles. La tercera palabra, sin embargo, era idéntica para todos. ¿Por qué entonces los de la izquierda tampoco la resolvieron? Cuando les preguntó, respondieron: “Porque mi confianza se vino abajo”.

Ellos habían experimentado lo que se llama indefensión aprendida: cuando, tras enfrentar fracasos repetidos, una persona llega a creer que nada cambiará y deja de intentarlo, aun cuando sí podría lograrlo. Esto produce frustración, desesperanza e incluso depresión.

Los cristianos también podemos sentir algo parecido. A veces pensamos que nuestras oraciones no son escuchadas, que Dios no actúa en nuestras circunstancias, y terminamos resignándonos. Pero la cruz nos recuerda que Jesús vino a romper las cadenas de la impotencia, dándonos esperanza y libertad.

  • Dios es tu ayudador
    “Así que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré; ¿qué puede hacerme el hombre?” (Hebreos 13:6).
     No estás solo: Dios camina a tu lado y actúa contigo.

  • Cristo rompe la cadena de la impotencia
    Jesús vino a dar libertad al cautivo y restaurar al quebrantado de corazón. Lo que parece imposible, Él lo transforma en victoria.

  • Renueva tu mente con la verdad
    La indefensión aprendida se alimenta de mentiras como: “no puedo”, “no sirvo para nada”, “siempre fracasaré”. Pero la Palabra declara: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13), y “Nada es imposible para Dios”.

  • Camina paso a paso
    No se trata de cambiar todo en un día. Dios honra la fe pequeña pero constante: obedecer hoy, orar hoy, dar un paso de confianza hoy.

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.” (Lucas 4:18-19)

Oración
Señor Jesús, muchas veces me siento atrapado, incapaz y derrotado por las circunstancias. He aprendido a quedarme quieto y a creer que mis acciones no importan. Hoy te pido que renueves mi mente, que me des tu fuerza para confiar en tus promesas. Ayúdame a dar pasos de fe, aunque sean pequeños, hacia el propósito que tienes para mí. Gracias porque no me abandonas y porque en ti soy libre. Amén.

Compartir

Liliana Gebel

Liliana Gebel es una reconocida influencer, líder y autora.

Es Asesor en Salud y Nutrición y tiene un Diplomado Plant Based Chef, que la ha ayudado a llevar una vida más saludable. Es también Coach de Vida y ha aplicado...

Leer más