Lunes 08 de Diciembre, 2025
Cuando era jovencita, mi oración se limitaba a agradecer por los alimentos, a orar en la iglesia junto con la congregación, antes de dormir o, de vez en cuando, hacer una oración rápida, como un “telegrama” a Dios para pedirle que hiciera algo, y que lo hiciera “ya”. Con los años descubrí algo maravilloso: la oración es un momento para beber del “Agua de Vida”, para saciar mi hambre con el “Pan de Vida” y para tener una relación real con el Señor. La oración pasó a ser un deleite, un tiempo con mi Amado; pero también es el lugar donde ocurre un gran “intercambio”, en el que yo le entrego a Dios:
Mis preocupaciones, y Él me da su paz.
● Mis debilidades, y Él me da su fortaleza.
● Mis cargas, y Él me da su libertad.
● Mis confusiones, y Él me da su conocimiento.
● Mis aflicciones, y Él me da su consuelo.
● Mis preguntas, y Él me da sus respuestas.
● Mis dudas, y Él me da su verdad.
Esto es parte de una serie dedicada íntegramente a la oración para inspirarte a buscar un tiempo con Dios. La vez anterior, el devocional fue sobre la oración en momentos de sufrimiento; hoy es sobre la desesperanza. La idea es que leas estas palabras en voz alta, con todo tu corazón, y que sirvan para abrir un canal de bendición donde ocurra ese intercambio: tú entregas tu sufrimiento, y Él te da su paz, su amor, su fortaleza y su verdad.
Oración en medio de la desesperanza
Señor, hoy vengo a Ti con el corazón cansado. Siento que mi mente está nublada y no puedo pensar con claridad. Mis fuerzas casi se han agotado. Hay momentos en los que no entiendo lo que pasa y mi alma se llena de desesperanza. Señor, recuérdame que Tú eres mi refugio seguro. Cuando el miedo me invada, que pueda escuchar tu dulce voz diciéndome que Tú estás conmigo.
Sana mis heridas, que duelen en lo profundo de mi ser, pero aun así decido creer que Tú sigues obrando, aunque no lo pueda ver. Ayúdame a levantar mis ojos al cielo y reconocer que eres Tú quien sana mi quebrantamiento interior.
Ayúdame a recordar que no camino solo, que Tú vas delante de mí, aun cuando no te vea. Hoy deposito mi carga en tus manos, porque sé que Tú puedes sostener lo que yo ya no puedo. Devuélveme la paz, la fuerza y la esperanza, y enséñame a confiar incluso en medio de la noche.
En tu poderoso nombre, amén.
“Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que Él ha prometido.”
Hebreos 10:36