Lunes 17 de Noviembre, 2025
Cuando alguien proyecta su dolor sobre ti, eso no significa que tengas que cargar con ese peso el resto de tu vida, y mucho menos permitir que te defina. Las personas heridas, a veces, hieren; pero Dios no quiere que vivas atrapada en ese ciclo de dolor. Él desea sanarte, restaurarte y ayudarte a seguir adelante. Su protección te cubre, y aun en medio de lo que estés atravesando, Él permanece contigo.
Cuando alguien te hiera, no te destruirá, porque el gozo del Señor es tu fortaleza. Y cuando te rechacen, no caerás, porque la presencia de Dios está constantemente a tu lado, sosteniéndote.
Aquí tienes algunos versículos para que puedas anotar, memorizar y reflexionar durante la semana. Él es tu protector.
El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen;
a su lado está para librarlos.
Salmo 34:7
El Señor recorre con su mirada toda la tierra y
está listo para ayudar a quienes le son fieles.
De ahora en adelante tendrás guerras, pues actuaste como un necio.
2 Crónicas 16:9
El Señor te cuidará; de todo mal guardará tu vida.
El Señor cuidará tu salida y tu entrada,
desde ahora y para siempre.
Salmo 121:7-8
Al acostarte, no tendrás temor alguno;
te acostarás y dormirás tranquilo
Proverbios 3:24
Que el amado del Señor repose seguro en él,
porque lo protege todo el día y
descansa tranquilo entre sus hombros
Deuteronomio 33:12
Ya que has puesto al Señor por tu refugio,
al Altísimo por tu protección,
ningún mal habrá de sobrevenirte,
ningún desastre llegará a tu hogar.
Salmo 91:9-10
Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob,
el que te formó, Israel:
«No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío.
Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo;
cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas;
cuando camines por el fuego, no te quemarás
ni te abrasarán las llamas.
Isaías 43:1-2
Oración
Señor amado, gracias por tu cuidado constante y por la seguridad que encuentro en tu amor. Te pido que siempre me mantengas bajo tu protección, guiando mis pasos y guardando mi corazón. Permíteme ver cada día tu gracia y tu misericordia obrando en mi vida, y concédeme una paz que vaya más allá de lo que mi mente puede comprender.
Aunque se levanten tormentas, sé que tu mano poderosa me sostiene, que tu presencia me cubre y que en ti siempre encuentro refugio y descanso. Rodéame con tu luz, fortaléceme cuando me sienta débil, y ayúdame a permanecer firme cuando los temores quieran tocar mi alma. Gracias por tu fidelidad que no falla, por tu amor que no cambia y por tus promesas que se cumplen. En tu nombre poderoso declaro protección, paz y esperanza sobre mi vida. Amén.