Lunes 04 de Noviembre, 2024
En nuestra vida cotidiana, es inevitable enfrentar ofensas. Somos humanos y todos hemos lidiado con este tema, ya que a veces, podemos sentir que no nos tratan como esperamos.
Ya sea a través de palabras, acciones o malentendidos, las ofensas pueden surgir en cualquier momento y desestabilizar nuestras relaciones.
Las ofensas traen tristezas, dolor, amargura. Pero ¿cuál es nuestra actitud hacia ellas; las guardamos o las dejamos ir? Como cristianos, cada ofensa, debería ser una oportunidad de aplicar el amor y el perdón que hemos recibido de Dios
Me ha tocado tratar con personas que son muy fáciles de ofender, ¿te ha sucedido?
Les dices algo, y se lo toman como un tema personal, o sienten que los estás “atacando”.
Es muy difícil tratar con gente así, porque digas lo que digas, siempre van a pensar lo peor. Y como no hay manera de esperar que el otro cambie (ya que eso, solo puede suceder si la persona está dispuesta a hacerlo) nos enfocaremos en nosotros, en lo que sí podemos hacer.
Una bitácora en navegación, era un libro donde el capitán del barco registraba el rumbo, las condiciones meteorológicas y eventos importantes del viaje. Esta semana, la usaremos a modo de registro o diario, para documentar lo que vaya sucediendo cada día, en relación a las ofensas. Cuando nos sintamos ofendidos y nos cueste mucho dejar ir esa ofensa, ¿qué podemos hacer? Aquí, algunas sugerencias para navegar por ese mar:
- Reconocer la ofensa. Al igual que un capitán que marca su posición en el mar, debemos identificar aquello que nos ha herido. Nuestros sentimientos están exponiendo lo que hay en nuestro interior, la ofensa en sí misma, solo ha sacado a la luz, aquello que necesitamos gestionar.
- Reflexionar sobre nuestra reacción. ¿Estamos permitiendo que la ofensa controle nuestras emociones? la oración y meditar en su Palabra, juegan un papel crucial, porque nos ayudan a tener claridad y nos motivan a perdonar. A menudo, nuestras respuestas pueden estar influenciadas por experiencias pasadas o heridas no resueltas, y al reflexionar, podemos ver la situación con mayor objetividad.
- Perdonar. El perdón no es simplemente olvidar lo sucedido; es una decisión de soltar el resentimiento y la ira. En nuestra bitácora, este paso, debemos registrarlo como un momento decisivo. En Mateo 18:21-22, Jesús nos enseñó a perdonar de corazón, recordándonos que el perdón libera a nosotros de toda amargura. Es un camino difícil, pero que vale la pena recorrer.
- La Reconciliación. Este es el siguiente capítulo en nuestra bitácora. Esto implica, en los posible, restaurar la relación, y trabajar hacia un entendimiento mutuo. A veces, esto puede significar tener una conversación difícil, y en otras ocasiones, puede requerir simplemente, dejar ir la carga. La reconciliación no siempre significa regresar a la relación pasada, sino encontrar un nuevo camino que permita la paz entre ambas partes.
- Crecimiento y Aprendizaje. Cada ofensa, puede ser vista como una oportunidad para crecer y aprender. Al registrar nuestras experiencias en la bitácora del perdón, comenzamos a ver cada situación de manera diferente y es recién ahí, cuando podemos extraer lecciones valiosas. Cada vez que elegimos el perdón, fortalecemos nuestra fe y nuestro carácter. Aprendemos que, aunque las ofensas son dolorosas, pueden ser transformadas en momentos de crecimiento espiritual.
Si alguien nos ofende, nuestra oración ya no será: “Dios mira lo que me hicieron”, “esto es tan injusto”, “tal persona me lastimó; consúmela”, sino que nos enfocaremos en nuestra reacción hacia esa ofensa. Permitiendo que ese dolor, sea una oportunidad para sacar de las sombras, lo que realmente tenemos que presentar al Señor. Por ejemplo, si alguien te ignora, y te sientes ofendido, ese dolor nos está mostrando que tal vez, nunca hemos resuelto eso en nuestras vidas y que es hora de tomar atención, ¿por qué alguien que nos ignora, nos duele tanto? Si ese área estaría sana, y te ignoran, pensarías que la persona estaba distraída o tiene muchas cosas en la cabeza. ¿Me explico?
La bitácora del perdón nos recuerda que, a pesar de las tormentas que enfrentemos en las relaciones, siempre tenemos la oportunidad de navegar hacia aguas más tranquilas, las del perdón. Cada anotación en nuestra bitácora, se convertirá en un testimonio de la gracia divina, operando en nuestras vidas.
“Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre muchísimos pecados”1 Pedro 4:8
Oración
Gracias Señor por tu enseñanza en mi diario vivir, para que pueda aprender a ser libre. Cada dolor, es una oportunidad para mirar mi interior, y sacar a luz lo que necesito entregarte, para que seas tu amor el que sane mis heridas. Ayúdame a perdonar, y mirar mis crisis como oportunidades, para acercarme más a mi Señor.
En tu poderoso nombre, amén.