Lunes 28 de Octubre, 2024
Me parece increíble que ya estemos en la última semana de octubre. Frase trillada, si las hay, pero parece que fue ayer cuando comenzábamos el año 2024, con mucha alegría y esperanza. Sé que, para muchos, no han sido meses bendecidos, ya sea por experiencias de pérdida o traición, que dejaron un dolor indeleble en el alma. Otros, experimentaron enfermedades, desencuentros, separaciones y abandono, y tantos sentimientos que, mientras lees, puedes revivir y volver a sentir que la herida se abre nuevamente.
Todos, en mayor o menor medida, hemos tenido que enfrentar momentos difíciles este año, y todos sabemos que refugiarnos en Dios, en su Palabra y en la oración es la mejor decisión que podemos tomar. Pero aquí viene el tema principal de este devocional: a veces no sabemos usar el arma super poderosa que tenemos: la oración.
La oración no es un momento para hacer una lista de todos los deseos que creemos, con certeza, deberían ser contestados, porque si no, sentimos que Dios no nos escucha y nos frustramos. Tampoco es para que Dios arregle a los demás o todas mis circunstancias. La oración, es el momento en que se abre un vórtice y trae el poder del cielo a la tierra.
Nosotros abrimos ese portal, como nos dice Mateo 18:18: “Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.” A través de la oración, Dios nos dio esa autoridad, pero muchas veces, usamos esa autoridad para declarar y decretar cosas que ni siquiera son bíblicas y no nos convienen. La oración es el combustible que impulsa nuestras vidas, a pesar de que todo a nuestro alrededor parezca desmoronarse.
Quisiera motivarte a orar a diario, buscar un momento para estar en Su presencia y abrir ese portal de comunicación personal y privada con tu Dios. Vayamos a su presencia, sabiendo que:
- Él nos ama.
- Contesta todas las peticiones (no los caprichos).
- Dios siempre obra para bien, para los que confían en él.
- Aunque sintamos que la respuesta se tarda, Él nunca llega tarde.
- Él nos tiene en sus brazos.
Entonces, sentando las bases de lo que es la oración y sabiendo que él siempre nos escucha y nos ama, te invito esta semana a que dediquemos, aunque sea 10 minutos de nuestro día, a seguir estos simples pasos para crear el hábito de la oración, y te aseguro que con el tiempo te será un deleite reunirte con tu Señor.
- Alabanza: comencemos dando gracias, la gratitud tiene que estar presente no solo al inicio, sino a lo largo de la oración. No es momento de mirar nuestras circunstancias, es momento de alabarlo. ¡El vórtice se ha abierto!
- Arrepentimiento: por equivocaciones que hemos cometido, malos pensamientos, rencores que no nos permiten gozarnos en el Señor.
- Petición: aquí es el momento donde presentamos nuestras preocupaciones a Él, para entregarlas y tener la certeza de que el Señor, a su tiempo, lo hará. No es momento para decirle lo que tiene que hacer o cómo debe hacerlo.
- Fe: es momento de creer las promesas de Dios. En este punto, puedes orar la Biblia. Es maravilloso leer algún Salmo en voz alta. Recordemos lo que ha hecho anteriormente en nuestras vidas, su gran amor hacia nosotros, su protección. Aquí es donde nuestra fe comienza a crecer, porque no nos estamos apoyando en que Dios conteste nuestras peticiones, sino en Él, en Sus atributos, en Su poder, en Sus promesas.
Es muy probable que cuando terminemos de orar, no sintamos grandes cambios, pero te aseguro que comenzaremos a sentirnos más aliviados, confiados y tranquilos, porque nuestro enfoque ya no está en el problema, sino en la solución que es el Señor. A su tiempo, Dios lo hará, mientras tanto, no estamos solos, caminamos de su mano aprendiendo lo que necesitamos aprender, en ese proceso.
“No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4:6-7 (NVI)
Sabremos que estamos confiando en Dios, cuando al mismo tiempo que presentamos lo que nos preocupa, estamos agradecidos por quién es Él, por lo que Él ha hecho, está haciendo y lo que hará.
Oración
Señor, perdóname por solo buscarte cuando tengo problemas o preocupaciones, quiero ser agradecido por tenerte en mi vida y poder gozarme cada día, porque sé que nuestra relación nada ni nadie la puede quebrar. Tú siempre me cuidas, siempre estás. Ayúdame a recordar que eres Todopoderoso, Soberano, Glorioso y me prometiste estar conmigo SIEMPRE. Confío en ti Señor, en tu nombre, amén.