Lunes 29 de Julio, 2024
Hace algún tiempo, leí esta maravillosa frase: “El que sabe arrodillarse ante Dios, sabe estar de pie ante cualquier situación”.
Cada persona tiene su manera de conectarse con Dios; algunos lo hacen caminando por un parque, otros sentados en sus mesas de trabajo, y otros prefieren estar de rodillas en Su presencia. No hay un método correcto para orar a Dios, y eso fue lo que sentí al leer esta frase. No se trata literalmente de una postura, sino de doblegar nuestro yo y tener una actitud de estar postrados ante Él.
Si pasas tiempo en oración, cuando las circunstancias inesperadas y desafortunadas golpeen tu vida, sabrás enfrentarlas estando de pie, fortalecido y valeroso ante las tormentas.
Solemos hablar mucho, pensar mucho y sacar conjeturas sobre el por qué nos suceden las cosas que nos suceden, pero no oramos lo suficiente.
No deberíamos orar por nuestros problemas, deberíamos orar solo para tener la fortaleza para enfrentar lo que tenemos por delante, sabiendo que cada situación en nuestras vidas, es un aprendizaje y no un castigo.
Hay muchas personas que oran, pero sus oraciones provienen del alma, un alma dañada. Pero podemos acercarnos en oración a Dios en el espíritu, es decir, orando como conviene.
Si oramos en el Espíritu, éste, gobernará nuestra alma. Nuestra alma tiene que ser quebrantada ante Su cruz. En ella radica nuestro temperamento, nuestro ego, nuestro yo, que siempre está buscando culpables o se mantiene a la defensiva.
En nuestra alma hay muchas desilusiones, rencores y problemas no resueltos. Si nuestra alma no está quebrantada, nuestra vida espiritual, es decir, nuestra relación con Dios, terminará siendo un gran problema, y nuestras oraciones estarán cargadas de rencor, dolor, tristeza y culpa.
Romanos 8:38 dice: “Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor”.
Cuando te sientas inseguro de los pasos que estás dando, este versículo es maravilloso, ya que te recuerda que tu identidad está en Él. Pero, ¿te diste cuenta de que no habla del pasado? Dice que ni lo presente, ni lo que está por venir, te pueden separar de Su amor.
Si estás cargado del pasado, es muy difícil que puedas experimentar el amor de Dios. El alma no está capacitada para gobernar la vida espiritual. El alma tiene que ser gobernada por el Espíritu.
Y, para terminar, quiero dejarte este versículo de Romanos 8:6: “La mente gobernada por la carne es muerte, mientras que la mente que proviene del Espíritu es vida y paz”.
La Biblia nos da una buena estrategia para vivir una vida en victoria. Si nos ocupamos del espíritu, tendremos vida y paz. Si nos falta esto, ¿no será que nos falta ocuparnos del espíritu?
Oración:
Señor, ayúdame a poner mi mirada en Ti y no en las circunstancias que me rodean. Que mis oraciones no sean del alma, pidiendo que cambies a los que me rodean, sino viendo con mis ojos espirituales lo que Tú quieres cambiar en mí.
Gracias, porque a través de tu Palabra puedo fortalecerme y encontrar reposo para mi alma cansada. Cada día quiero experimentar tu paz, esa que no está condicionada por las circunstancias, sino por mi relación contigo. En el nombre de Jesús, amén.